Después de que la pareja del cirujano plástico Fabián Peláez se arrojara desde un departamento en Buenos Aires y lo acusara de narcotizarla y prostituirla, se conocieron detalles de la declaración de la presunta víctima.
De acuerdo a lo difundido por canal América, la mujer de 34 años declaró tras ser operada de las fracturas que sufrió en sus tobillos al caer desde el balcón del departamento ubicado en Niceto Vega al 5940.
En su testimonio, la mujer reconoció el consumo de drogas y un episodio paranoide.
«Salté a la vereda y me arrastré por la calle. Creo que me comí una película, creo que estoy loca. Empecé a tener una situación de paranoia, pienso que se me corta el efecto de una droga entonces soy capaz de analizar y darme cuenta de que él me está utilizando, que hay una red de trata de personas», sostuvo en un estado de «excitación y un discurso acelerado y verborrágico», según describieron los profesionales que la asistieron.
También habría expresado con relación a Peláez que tiene una relación de pareja y la habría definido como un «vínculo perfecto, con peleas normales«.
Un detalle resaltado por los psicólogos que la atendieron, es que la mujer intercalaba en su relato situaciones vivenciales con su exnovio (un odontólogo de 48 años) y las mezcla con su pareja actual. En ese contexto, afirmó que su expareja la obligaba a prostituirse.
«Manejan la misma forma, por eso creo que son socios y después parezco una loca porque creo se conocen. Soy una persona intuitiva Se manejan de la misma forma los dos, se ponen en víctima, son una psicótaptas manipuladores. Creo que ambos me drogaban para que no me diera cuenta de que manejan mujeres. No sé si me hago alta película», manifestó la sanjuanina que acusó al reconocido cirujano plástico.
La denunciante, además, reconoció que desde el miércoles (5 días antes del incidente) los dos estaban consumiendo cocaína, tusi y marihuana.
La mujer contó que el día que decidió arrojarse del balcón del primer piso, ella increpó al cirujano.
«Le dije que me estaba drogando, que me daba cuenta de que me hacía trabajar. Me dijo que no, me cierra la puerta y me quita el celular. Si quería moverme, no me dejaba, se acostaba al lado mío y me sujetaba, sentía pinchazos en la espalda», relató.
«Yo salté porque me tenía agarrada en la cama y no me dejaba levantarme. Lo saqué y me fui a tirar. Yo viví un flash de que yo no quería ser prostituta», resaltó.