La miopía es ahora una de las principales causas de discapacidad visual y ceguera prevenibles en todo el mundo, y su prevalencia está aumentando a causa de la pandemia de COVID-19. ¿Cómo? Se sabe que el tiempo al aire libre retrasa la aparición de la miopía en los niños; sin embargo, la cuarentena llevó al el cierre de escuelas, a la educación en el hogar y a restricciones en las actividades fuera de casa, generando condiciones que pueden promover la aparición y progresión de la miopía.
En nuestro país, la situación no es distinta y eso es lo que está estudiando un grupo de investigadores de distintos centros médicos de Córoba y Buenos Aires, junto a profesionales de la Universidad Nacional Australiana y la Universidad Sun Yat-sen de China.
Según el estudio «Progresión de la miopía en niños durante el confinamiento por COVID-19» —actualmente a la espera de la revisión por pares de la revista científica The Lancet para su publicación oficial—, este defecto en la visión aumentó entre un 30 y 40% durante el período de encierro, en comparación con el año anterior en el que los niños probablemente pasaban parte de su día al aire libre.
«Los resultados sugieren que los períodos de confinamiento prolongados aumentan la progresión de la miopía en los niños con estas dificultades, lo que potencialmente da como resultado una miopía más grave en la adultez«, escriben en su artículo.
El estudio fue realizado entre septiembre y diciembre del año pasado e incluyó a 115 chicos y chicas de entre 5 y 18 años de edad distribuidos en 16 puntos del país que venían teniendo seguimiento oftalmológico hacía dos o tres años.
Se encontró, entre otras cosas, que la progresión de la miopía se incrementó significativamente de 2019 a 2020, un período que incluyó las medidas de control de COVID-19, en comparación con el período 2018-2019 en el que el confinamiento domiciliario no existió.
Las causas tienen que ver, por un lado, con un mayor uso de dispositivos electrónicos y, por otro, con la reducción del tiempo al aire libre. «Se sabe que una mayor cantidad de tiempo que los niños pasan al aire libre limita el alargamiento axial y, por lo tanto, los cambios en la refracción, al menos en los premiopes», señalan en el estudio.
Según explicó el oftalmólogo y miembro del equipo de investigadores, Rafael Iribarren, a Infobae, «La miopía aparece generalmente cuando el niño está en el primer grado del colegio y avanza un punto por año, entre la infancia temprana, entre lo 6 y los 15; pero cada año la progresión es un poco más lenta».
«Encontramos que la progresión de los chicos que venían con miopía avanzó mucho más rápido durante la pandemia de lo que avanzaba antes. Si antes lo hacía en 0.25, durante la pandemia avanzó 0.50».
Para Iribarren es importante que los chicos mantengan su rutina, acompañando a sus padres a hacer las compras, saliendo a andar en bicicleta y estando al aire libre.
Por otro lado, desde el equipo de científicos destacan la importancia de, al momento de diseñar restricciones de confinamiento en el hogar que impactan en los niños, incorporar estrategias adicionales que puedan prevenir una mayor progresión de la miopía y quizás su aparición.
«En Argentina, la cuarentena estricta duró 8 meses, con escolarización en el hogar por videoconferencia, suspensión de actividades extraescolares y deportes al aire libre o bajo techo, cierre de gimnasios o espacios recreativos y confinamiento domiciliario», sostienen. «Es probable que el cambio de comportamiento inducido por el cierre de escuelas y el confinamiento en el hogar haya sido grande».
«No estamos argumentando en contra de tomar las medidas necesarias para controlar la pandemia de COVID-19. Sin embargo, enfatizamos la necesidad de desarrollar modificaciones a las medidas que imponen cierres de escuelas y confinamiento en el hogar para minimizar los efectos sobre el desarrollo refractivo, particularmente porque algunos países están entrando en su segundo o tercer período de encierro, y algunos pueden enfrentar incluso más severos y prolongados cierres en el futuro», concluyen.